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Antecedentes aeronáuticos
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Los UH-1H Huey de la VII Br Aé fueron empleados en configuración artillada con coheteras y ametralladoras en las operaciones antisubversivas ejecutadas en la década de 1970 (foto Edgardo Bianucci, octubre de 1982).

Los primeros antecedentes de la adecuación de medios aéreos a las necesidades de la lucha antisubversiva surgieron a mediados de la década de 1960, cuando la Fuerza Aérea comenzó a prestar atención al establecimiento de unidades, medios y doctrinas de empleo de lucha contra-insurgencia (COIN). La primera unidad aparentemente asignada a esa función fue el Grupo 1 de Entrenamiento de la I Br Aé, con asiento en El Palomar (B.A.), que hacia 1965 fue redesignado Grupo 1 de Ataque mientras operaba entrenadores T-28A Trojan cedidos por los EE.UU. Poco tiempo después, fue reequipado con entrenadores B45 Mentor artillados y helicópteros livianos Hughes 369 y medianos UH-1D y UH-1H Huey, constituyendo la primera unidad aérea argentina equipada con helicópteros asignados (al menos parcialmente) a la misión COIN.

Trasladada a la VII Br Aé de Morón (B.A.) y convertida en escuadrón hacia 1970, la unidad cedió sus helicópteros al flamante Escuadrón Helicópteros y se concentró en continuar operando sus Mentors en misiones de adiestramiento y COIN. Con estos dos escuadrones, la VII Br Aé eventualmente constituiría el Grupo 7 COIN, unidad rectora de la FAA en esta especialidad. La FAA también estableció un grupo de exploración y ataque con aeronaves de ala fija, asentándolo en Reconquista (S.F.), y lo dotó de un remanente de bimotores multipropósito IA-35 Huanquero adaptados al rol de ataque. Paralelamente, se embarcó en el desarrollo de un turbohélice COIN que habría de reemplazarlos, el IA-58 Pucará.

El Ejército adhirió a la tendencia a fines de la década de 1960 con la incorporación de sus primeros helicópteros medianos UH-1H Huey al recientemente creado Batallón de Aviación Aeromóvil 601, con asiento en Campo de Mayo (B.A.). No tenemos evidencia de que la Armada haya preparado medios aeronavales a la misión COIN; aún cuando contaba con entrenadores artillados T-28F Fennec excedentes del Armée de l'Air francés, que casualmente los había empleado en esa función durante la guerra de independencia de Argelia. Las últimas instituciones en incorporar aeronaves con aplicaciones antisubversivas fueron la Policía Federal (PFA) y la Policía Bonaerense (PPBA), que en la primera mitad de la década de 1970 recibieron helicópteros MBB Bo-105. Si bien su función original estaba más relacionada con el control de tránsito sobre la Capital Federal y el Gran Buenos Aires y el combate contra delincuentes comunes, pronto se los vería involucrados en operaciones antiterroristas. Vale la pena señalar, adicionalmente, que el Ministerio de Bienestar Social (MBS), que disponía de dos Bo-105 y un Bell 205, también se vería involucrado en las fases iniciales de la campaña.

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El MBB Bo-105A LQ-LAS de la Policía Federal, uno de los aparatos que seguramente tomó parte en el conflicto antisubversivo, visitando el Aeroparque de Buenos Aires (foto Carlos Ay, circa 1981).

Primeras acciones

No está claramente determinado cuando comenzaron a operar medios aéreos militares antes citados en la lucha contra la subversión. En una primera aproximación, entendemos que la primera intervención podría haber tenido lugar el 19 de enero de 1974, cuando medios de apoyo de la Fuerza Aérea participaron en la recuperación de la guarnición militar de Azul, copada por un centenar de guerrilleros del ERP liderados por Enrique Gorriarán Merlo. También se emplearon medios aéreos para perseguir a guerrilleros que, liderados por Hugo Irurzun, el 10 de agosto fracasaron en su intento de copar el Regimiento 17 de Infantería Aerotransportada, con asiento en Catamarca (Cat.). En el operativo se emplearon al menos tres aviones y un helicóptero no identificados. La participación de medios aéreos policiales, por su parte, registraría su primera intervención en el conurbano bonaerense el 1° de noviembre, cuando un MBB Bo-105A de la Policía Federal concurrió al Tigre (B.A.) para evacuar los cadáveres del comisario general Alberto Villar y su esposa, asesinados en un atentado con bomba cuando iniciaban un paseo en lancha por el Delta del Río Paraná.

Pero, desde mayo de aquel año, el foco del interés militar y policial se instalaría en la Provincia de Tucumán tras conocerse la novedad de que fuerzas irregulares operaban militarmente al Sudoeste de la capital provincial. Si bien se intentó confirmar el rumor mediante un reconocimiento aéreo, la falta de medios adecuados obligó a despachar una patrulla policial terrestre que hizo contacto con integrantes de la plana mayor del ERP en el paraje conocido como Sauce Huascho, 20 Km. al Oeste de Faimallá. Informado el gobierno central, éste dispuso la integración de una fuerza de tareas encargada de rastrear y detener a los irregulares. Liderada por un oficial superior de la PFA, la fuerza se integró con 500 hombres de la Guardia de Infantería y la Policía Montada, dos patrulleros (uno con ametralladora y otro con lanzacohetes), una tanqueta, 12 motocicletas, 20 mulas, algunos tractores y 13 helicópteros (cuatro del EA, cuatro de la FAA, dos de la PFA, uno de la ARA y dos del MBS). Como medios de apoyo y reserva, se alistaron varios camiones del EA y dos B45 Mentor de la FAA, artillados y con bombas, estacionados en el Aeropuerto de Santiago del Estero (140 Km. al SE de Tucumán).

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Un aparato similar al DHC-6 Twin Otter AE-258 ilustrado aquí fue la primer baja aeronáutica de la campaña subversiva: El AE-259 se estrelló contra el Cerro Ñuñorco Chico durante un vuelo de reconocimiento del teatro de operaciones del Sudoeste tucumano (foto Horacio Gareiso, noviembre de 1969).

La planificación del operativo, que se inició el 19 y terminó el 26 de mayo, buscaba presionar ofensivamente a las fuerzas guerrilleras mediante dos elementos aerotransportados que se desplazarían desde el Cerro Alto del Matadero en direcciones SSE y SE hacia un dispositivo de bloqueo instalado entre Faimallá e Ingenio Santa Lucía. Paralelamente, se desarrollarían procedimientos policiales en áreas urbanas con la intención de desarticular el apoyo logístico de la guerrilla. Como el Día "D" amaneció nublado y lluvioso, los helicópteros no pudieron decolar desde el helipuerto de campaña establecido en Faimallá hacia la zona de montaña. Se procedió entonces según un plan alternativo en el que los helicópteros realizaron operaciones parciales hacia Tafí del Valle, Ingenio Fronterita y Sauce Huascho; combinando estas acciones con desplazamientos terrestres desde la Ruta Nacional 38 hacia el Oeste y acciones policiales en áreas urbanas. Aunque no se produjeron enfrentamientos armados, el operativo permitió detener a 37 sospechosos, secuestrándoles armas, bibliografía, ropa, víveres y medicamentos.

En agosto de 1974, el Ejército estacionó en la ciudad de Tucumán una sección de cuatro UH-1H Huey que comenzaron a realizar regularmente operaciones de reconocimiento aéreo, transporte de tropas, patrullaje, escolta aérea armada, sostén logístico y apoyo a la comunidad. La iniciativa era parte del esfuerzo antisubversivo que las fuerzas armadas y de seguridad desarrollaron cada vez con mayor intensidad en esa provincia bajo la conducción del comandante de la V Brigada de Infantería (Br. I. V), Grl. Luciano B. Menéndez y que en febrero de 1975 alcanzaría el nivel de un operativo formal respaldado por decreto presidencial secreto. Estimamos que esos y otros medios aéreos deben haber sido empleados en dos nuevos operativos antiguerrilleros, esta vez infructuosos, que se llevaron a cabo en agosto/septiembre y noviembre de ese año. Para el traslado de tropas y pertrechos empleados en esos operativos se emplearon adicionalmente cargueros C-130 Hercules de la Fuerza Aérea.

Fue durante esta etapa exploratoria que la aviación militar sufrió la primera baja de esta campaña. El 5 de enero de 1975, pasando el mediodía, el DHC-6 Twin Otter de la Sec Av Cpo Ej III (AE-259) fue declarado en emergencia mientras sobrevolaba la Quebrada del Aconquija entre Tafí del Valle y Acheral. La máquina operaba desde Tucumán y trasladaba al comandante del III Cuerpo de Ejército, Grl. Enrique E. Salgado, al comandante de la Br. I. V, Grl. Ricardo A. Muñoz, y 8 oficiales de sus estados mayores en un vuelo de reconocimiento de la zona donde operaba la guerrilla. Gracias a un vuelo de reconocimiento realizado a primera hora del día siguiente, fue posible determinar que la máquina se había estrellado a unos 2.000 m de altura contra una ladera del cerro Nuñorco Chico en condiciones meteorológicas adversas. En el incendio que siguió al impacto, perecieron carbonizados todos sus ocupantes; incluyendo los tripulantes, Cap. Roberto C. Aguilera, Tte. 1o. Carlos E. Correa y Sarg. Ay. Aldo R. Linares. Mal revelando a la opinión pública, el accidente fue explotado publicitariamente por la guerrilla, cuyas unidades de propaganda difundieron la versión de que la máquina había sido derribada con ametralladoras antiaéreas obtenidas por el ERP en el copamiento del Batallón de Comunicaciones 141 (B Com 141) de Córdoba del 28 de febrero de 1973.

La intervención guerrillera más resonante de los primeros años de la campaña fue el secuestro de un BAC 111 de Austral Líneas Aéreas en el que 10 guerrilleros volaron a Chile tras evadirse del penal de Rawson (foto Fuerza Aérea Argentina, circa 1970).

Son escasas las evidencias del empleo de medios aéreos de la guerrilla. En una de sus primeras acciones más espectaculares, la subversión apeló al secuestro del BAC 111 LV-JNS de Austral Líneas Aéreas para la fuga de 10 guerrilleros desde el penal de Rawson (Chb.) hacia Chile el 16 de agosto de 1972. En Tucumán, por lo menos hasta el inicio del operativo "Independencia", dos helicópteros y aviones livianos realizaban vuelos de abastecimiento y relevo de personal en apoyo de las guerrillas del ERP. Según bibliografía publicada por el Ejército, estas aeronaves provenían de Santiago del Estero, habrían pertenecido al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, eran operados por simpatizantes izquierdistas y cesaron en sus operaciones tan pronto las fuerzas legales demostraron su capacidad de controlar con radares el espacio aéreo en la zona de operaciones. El 11 de agosto de 1974, en ocasión del fallido ataque guerrillero al Regimiento de Infantería 17 de Catamarca (Cat.), el cabecilla del ERP Roberto M. Santucho empleó una aeronave civil alquilada (aparentemente perteneciente al Aero Club Tucumán) para trasladarse desde Tucumán y hacerse cargo del operativo. En menor escala aún, puede atribuirse a la guerrilla una modesta capacidad antiaérea, integrada por un arma de modelo no determinado que se obtuvo durante el copamiento del B Com 141; aunque no hemos detectado evidencias de su empleo efectivo.


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Actualizada: 07/01/2011

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