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III Festival "Ciudad de Valencia"

Un AV-8B Harrier de la Armada demostrando su impresionante capacidad de vuelo estacionario (foto Carlos Ros).

Felizmente, tras una semana de lluvias y cielos cubiertos, el domingo 24 amaneció en Valencia un día limpio, con un cielo sin nubes y un sol radiante. Lo ideal para un Festival Aéreo. A las 09.00 horas la playa de La Malvarrosa, escenario habitual de estos festivales, comenzó a animarse llegando a reunir, según señaló la policía local, unas cien mil personas.

Nosotros fuimos extraordinariamente puntuales y pudimos comprobar cómo la organización de los servicios de tierra mostraba notables mejoras respecto al año anterior (mejor distribución de espacios, mejor ubicación de la megafonía, más y mejores servicios de atención al público). Era evidente que el festival, con una experiencia de tres años (cuatro si se cuenta el Festival del Centenario, en 2003), había ya superado sus “enfermedades infantiles”. En la tribuna de invitados se hallaban varias importantes personalidades, entre las que cabe destacar la presencia de Rita Barberá, alcaldesa de la ciudad de Valencia, el Segundo Jefe del Mando Aéreo General, el Secretario Autonómico de Interior, D. Luís Ibáñez, y otros.

Se abrió el festival, con inusual puntualidad, con el tradicional carrusel de ULM, interviniendo en el mismo aviones de los clubes de La Llosa y Aerorequena en dos bloques: Uno que reunía a los tradicionales aviones de tubo y tela y otro que agrupaba a los ULM de última generación, difícilmente diferenciables de los aviones ligeros. En segundo lugar intervinieron los paracaidistas deportivos del Paraclub Valencia, que se lanzaron desde un CASA C-212 Aviocar del Ejército del Aire y que realizaron un descenso casi perfecto y con sus dosis de emoción, pues dos de los paracaidistas cayeron al mar y hubieron de ser “pescados” por los previstos servicios de salvamento.

Correspondió el turno, a continuación, a un anfibio Canadair CL-215T del 43 Grupo del Ejército del Aire, que realizó una magnífica exhibición en la que mostró todas sus capacidades, y que remató con un amerizaje y posterior despegue frente a la tribuna de invitados. Mientras tanto, el porta aeronaves R11 “Príncipe de Asturias” de la Armada Española, cruzaba una y otra vez frente a la playa y a escasa distancia, permitiendo al público admirar sus magníficas líneas.

Tras el Canadair llegó la primera actuación estelar: Castor Fontoba y Juan Velarde, pilotando sendos Sukhoi Su-29, realizaron una tabla acrobática conjunta realmente extraordinaria, que dejó boquiabiertos a los espectadores. Un helicóptero Agusta A-109 E de Helisureste, asignado al servicio de emergencias de la Comunidad Valenciana, llevó a cabo a continuación una magnífica exhibición caracterizada por su exactitud y sobriedad.

Dos historicos de la FACV: El AISA I-11B y el Bücker Jungmann (foto Carmen Gascón).

Y llegó entonces uno de los momentos más esperados: Una formación de aviones históricos liderada por una veteranísima AISA I-11B de la Fundación Aérea de la Comunidad Valenciana (FACV) pilotada por Quique Micó y en la que se integraban las más veteranas todavía Bücker de la FACV y del Real Aero Club de Valencia, pilotadas por José Martínez, Julio Juárez y Quique Chuliá. Estas maravillas clásicas realizaron una serie de pasadas a muy baja altura, realmente escalofriantes y en las que el “perro” pilotado por Quique Chuliá, en la pasada de despedida nos obsequió con un magnífico “tonneau” demostrando que las Bücker, pese a sus años, tienen muchas más posibilidades de las que se cree.

Tras ellos, la siempre impresionante exhibición del North American T-6G Texan de la FACV, pilotado por Vicente Honorato, que, en una sucesión de pasadas a baja cota, entusiasmó al público con el peculiar rugido de su motor Pratt & Whitney. Correspondió después el turno a Sergio Plá quien, pilotando un magnífico Velox, llevó a cabo una magnífica tabla acrobática con la exactitud y perfección a que nos tienen acostumbrados.

Dos helicópteros de la Armada, un veterano SH-3H Sea King antisubmarino y un Agusta-Bell AB-212, llevaron a cabo una exhibición extraordinaria en la que, incluso, el "Dosdoce" llevó a cabo en la misma playa y con perfección suma, un simulacro de desembarco de un comando de operaciones especiales. Después, el Agusta-Bell tomó tierra junto al Agusta de Helisureste en la plataforma establecida en el Paseo Marítimo a fin de que el público interesado pudiera admirar, más de cerca todavía, esas magníficas máquinas.

Voló a continuación Anselmo Gil, el cuarto miembro del equipo nacional de acrobacia aérea, que realizó con su Sukhoi Su-29 una magnífica y muy bien medida tabla acrobática. Y comenzaron entonces los pesos pesados. El primer lugar, el Hispano Aviación HA-220 Super Saeta de la FACV, pilotado por Víctor Lleó, llevó a cabo una magnífica exhibición poniendo de relieve las capacidades del veterano histórico y de su magnífico piloto. Siguió a continuación un CRJ-900 de Air Nostrum, que realizó varias pasadas a baja cota sumando al Festival a la Aviación Comercial.

Los helicópteros aeronavales sobrevuelan La Malvarrosa (foto Carlos Ros).

Para coronar el pastel, un Dassault Mirage F.1 de la Base Aérea de Albacete llevó a cabo la exhibición más impresionante que nunca se había visto con tal tipo de avión. Durante más de quince minutos asombró al público con sus arriesgadas, difíciles y espectaculares maniobras. Después, la Patrulla Acrobática Paracaidista del Ejército del Aire, la PAPEA, siempre muy apreciada por el público, realizó desde un CASA C-212 Aviocar toda una serie de saltos colectivos e individuales en caída libre, seguidos de aterrizajes de precisión, que arrancó aplausos y vítores del entusiasmado público.

Llegaron entonces los AV-8B Harrier de la Armada, que realizaron toda una serie de pasadas a alta velocidad para, después, exhibirse en vuelo estático frente a la playa poniendo de relieve las características que hacen que estos aviones sean únicos en todo el mundo. Llegó entonces el final, a cargo de la Patrulla Águila, que llevó a cabo, con la exactitud y precisión a las que nos tiene acostumbrados, una exhibición realmente emocionante coronada, al final, por las clásicas pasada y ruptura con humos de los colores de la bandera nacional.

Y eso fue todo.... pero no terminó ahí porque, por la tarde, el público tendría la oportunidad de acceder al porta aeronaves “Príncipe de Asturias”, atracado en el puerto de Valencia, y visitarlo concienzudamente y a placer. Ahora, simplemente a esperar el festival del año próximo.

Julián Oller


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Fecha de publicación: 14/11/2006

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