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Los dos VC-25B que
transportaron a George W. Bush y su comitiva estacionados en la plataforma de Camet
(foto vía Alejandro Drigani). |
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Solo el tiempo dirá
cuánto logró en pos de hacer realidad su lema: "Crear trabajo para
combatir la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática". Podremos discutir sus
resultados políticos y diplomáticos o polemizar largamente si
fue la tumba del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas o el
principio del fin del MERCOSUR.
O si fue una oportunidad pérdida
para comenzar a resolver el último conflicto limítrofe chileno-peruano.
Y, a la luz de los destrozos registrados en Mar del Plata,
Buenos Aires y Neuquén, podremos debatir dilatadamente la oportunidad y
conveniencia de haberla realizado en Mar del Plata, en Bariloche o,
directamente, de no haberla realizado en la convulsionada Argentina de
principios del Siglo XXI...
Pero de lo que no
tenemos dudas es que la IV Cumbre de las Américas, realizada en
Mar del Plata (B.A.) el 4 y 5 de noviembre, pasará a la historia como uno de los eventos aeronáuticos más
fascinantes de principios de este siglo. Es que este imponente evento
diplomático, en el cual participaron delegaciones de 34 naciones del
hemisferio occidental y que sirvió para resaltar las disputas de liderazgo
que dividen a la región, generó un desfile de aeronaves de los más
variados orígenes y aplicaciones que se hizo sentir no solo en la sede
de la cumbre sino en buena parte del país. Como dijo uno de nuestros
colaboradores, "Mar del Plata era una verdadera fiesta aeronáutica"...
¡y el resto del país no le iba en saga!
Claro que este festín para los entusiastas aeronáuticos constituyó todo un desafío para los
funcionarios gubernamentales encargados de garantizar la seguridad
durante el evento. Los ministerios argentinos de Defensa e
Interior convocaron a los altos mandos de las fuerzas a su cargo para
desarrollar un gigantesco plan de seguridad que hiciera impenetrable el
área donde se llevaría a cabo la cumbre (la zona céntrica de la ciudad),
eliminara los riesgos de ataques aéreos en un perímetro de 176 km.
alrededor de Mar del Plata y garantizara la continuidad operativa de
otras áreas claves del país (los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque,
etc.). La parte militar del dispositivo fue supervisada por el Ministro
de Defensa, José Pampuro, el Secretario de Asuntos Militares, Jaime
Garreta, y el Jefe del Estado Mayor Conjunto, brigadier general Jorge
Chevalier. La parte policial, por su parte, estuvo a cargo del Ministro
del Interior, Alberto Fernández, el secretario de Seguridad Interior,
Luis Tibiletti, y el jefe de la Casa Militar, coronel Gustavo Giacosa.
Según un informe elaborado por el diario La Nación, el costo total de la
cumbre ascendió a unos US $ 70M: US $ 44M en inversiones de
infraestructura, US $ 11M en gastos de la Cancillería, US $ 11M de los
ministerios de Defensa e Interior y US $ 4M de la Policía Bonaerense.
El dispositivo de
seguridad
El más impresionante de
los componentes del dispositivo fue sin lugar a dudas el de vigilancia
y defensa aérea. Conducido por el Comandante de Operaciones Aéreas de la
Fuerza Aérea,
brigadier José L. Gabari Zoco, desde un centro de control aéreo ubicado
en un lugar cercano a Camet, el elemento estaba integrado por radares fijos,
móviles, aerotransportados y aeronavales y aviones de combate de la FAA
que debían detectar e interceptar cualquier aeronave sospechosa y
escoltarla hasta que abandonara la zona de riesgo. También se
extremaron las medidas de seguridad en el aeropuerto internacional más
importante del país, Ezeiza/"Ministro Pistarini", donde el 18 de octubre
se realizó un simulacro de emergencia aeroportuaria y el 3 de noviembre
se duplicó la cantidad de efectivos de la Policía de Seguridad
Aeroportuaria para que tanto pasajeros como acompañantes fuesen sometidos a exhaustivos controles
de acceso tanto en la autopista Ricchieri como en los edificios de la terminal propiamente
dicha.
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Consola del radar de vigilancia
de un E-3C Sentry. Desde estaciones como esta, personal
de la 552nd ACW, la FAA y la ARA controló buena parte del espacio
aéreo argentino durante la cumbre (foto James Howell). |
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El 13 de octubre, la
FAA informó oficialmente que entre el lunes 31 de octubre y el lunes 7 de
noviembre tendría vigencia la Zona Restringida Mar del Plata, con
176 km. de radio y centro en la ciudad homónima; y que todos los vuelos
dentro de la misma requerirían la presentación del "plan de vuelo con
una anticipación mínima de 45 minutos y el haber obtenido autorización
tanto de la torre de control como de plan de vuelo para ingresar, salir
o volar dentro de la zona restringida". Entre el jueves 3 a las
15:00 hs. y el domingo 6 a las 15:00 hs., por su parte, se prohibía
"todo tipo de vuelo de transporte aerocomercial regular y no regular, de
la aviación general, trabajo aéreo, actividad aerodeportiva (globos
aerostáticos, ultralivianos, planeadores y todo tipo de
aerodeslizadores)".
Los únicos vuelos autorizados para la fase de
máxima restricción serían militares, policiales, de aduana, sanitarios o
de traslado de jefes de estado. El comunicado militar concluía aclarando
que "ante cualquier situación irregular que se produzca durante este
período, las aeronaves sin autorización o que no cumplan con la
exigencias mencionadas serán interceptadas y compelidas a abandonar el
espacio aéreo en forma inmediata". Si bien el tema se discutió
largamente en
medios periodísticos y políticos, no se supo oficialmente si existían
reglas de empeño que autorizaran el derribo de aeronaves sospechosas.
Citando "fuentes aeronáuticas", el matutino marplatense La Capital
sin embargo aseguró en su edición del 1 de noviembre que Gabari Zoco
tenía "el poder de ordenar el derribo de un avión en caso de que penetre
la zona prohibida y no se identifique"...
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Al menos estos cinco A-4AR
Fighting Hawk de la V Br Aé fueron desplegados hasta la VI
Br Aé de Tandil para integrar el componente de defensa aérea de
la IV Cumbre (foto Fernando Luna vía
ECV 56 Cóndor). |
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Para hacer
efectiva su advertencia, la FAA instaló un radar móvil Westinghouse AN/TPS-43
del Grupo de Vigilancia y Control del Espacio Aéreo en el polígono de
tiro de Mar Chiquita y cinco puestos de la Red de Observadores del Aire
equipados con radares Elta o Sky Guard. La USAF desplegó cuatro aviones de
alerta temprana (AWACS) E-3C Sentry que, provenientes de Tinker AFB, Oklahoma,
se instalaron en la Base Aeronaval Comandante Espora junto a tres
cisternas KC-135 Stratotanker de apoyo. Esos sistemas serían empleados para
dirigir distintas aeronaves de combate de la FAA hacia los potenciales
agresores. Para ello se alistaron en la VI Br Aé de Tandil interceptores Mirage IIIEA, cazas
Finger IIIB y A-4AR Fighting Hawk y
bombarderos de ataque IA-58 Pucará, los que se mantuvieron en vuelo o
en alerta permanente durante la duración de la cumbre. La variedad de modelos
permitiría adaptar el interceptor al perfil del agresor, asignando
los Pucará a blancos lentos, los Fighting Hawk a aquellos que
justificaran el potencial empleo de misiles aire-aire o los deltas a los
que exigieran atravesar la zona de exclusión en 10 minutos. Si bien no
se dieron a conocer incidentes que provocaran alerta durante la vigencia
de la zona de exclusión aérea, nuestras fuentes aseguran que un fumigador que se salió casualmente de
su zona de trabajo durante la fase preparatoria, fue rápidamente interceptado
y escoltado hasta a su aeródromo de origen por dos IA-58 Pucará
artillados.
Así en la tierra (y
el mar) como en el cielo...
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El S-61D Sea King
0676/2-H-232 fue empleado por el Ministro de Defensa, José
Pampuro, y el Jefe del Estado Mayor Conjunto, brigadier general
Jorge Chevallier, para visitar el componente naval (foto diario
La Capital). |
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Aunque menos
perceptible, el componente naval concentraba también gran poder de fuego
y medios electromagnéticos de avanzada. Por la ARA, lo integraban el destructor "Sarandí" (con
un helicóptero AS-555SN Fennec embarcado), las corbetas "Guerrico" y "Drummond", los
avisos "Gurruchaga" y "Suboficial Castillo", el buque logístico "Canal
de Beagle" y la lancha patrullera “Punta Mogotes”. También fueron parte del contingente dos patrulleros
marítimos P-3B Orion, que vigilaron el Sector de Defensa Marítima
Atlántica operando desde Bahía Blanca. La Armada de EE.UU., por su parte, participó con dos buques
estacionados en aguas internacionales a una distancia estimada de 30
millas náuticas. Los buques, que disponían de sistemas de defensa antiaérea
SM2 (misiles) y Mk.15 Phalanx (cañones calibre 20 mm) fueron
identificados como el destructor "Ross"
(clase Arleigh Burke) y la fragata "Samuel B.
Roberts" (clase Oliver Hazard Perry), esta última equipada, al
menos teóricamente, con dos helicópteros antisubmarinos SH-60B
Seahawk.
Las fuerzas policiales
(Federal y Bonaerense) y de seguridad (Gendarmería y Prefectura)
llevaron sobre sus hombros el mayor peso de la custodia de la cumbre; ya que
su misión era proteger el área urbana donde se realizaría el
evento, tanto desde tierra como desde la costa. Los helicópteros de las
fuerzas "terrestres" (MBB Bo-105 policiales y R-44 Astro de la
Gendarmería) cooperaron con ese esfuerzo realizando vuelos de vigilancia sobre el casco urbano
y transmitiendo en vivo imágenes captadas con sus cámaras de televisión a la
sala de situación del comando unificado que conducía el comisario
general (PFA) Carlos Alberto Pardal. La Prefectura, que por su parte
cubría el flanco costero, empleó sus helicópteros SA-330L Puma y
AS-365N Dauphin en vuelos de vigilancia de las playas marplatenses, coordinación con buques, lanchas y motos guardacostas y custodia
aérea durante los desplazamientos de asistentes a la cumbre.
Cabe mencionar aquí que
fueron estos medios aéreos los que, finalmente, tuvieron participación efectiva ante la
única contingencia registrada durante la cumbre. El jueves 3
de noviembre a media tarde, mientras la cumbre era inaugurada por el
Presidente Kirchner, grupos anarquistas la emprendieron contra una
treintena de locales comerciales próximos al perímetro de seguridad,
rompieron vidrieras, incendiaron muebles y arrojaron explosivos menores,
bombas incendiarias y piedras a la primera línea de defensa policial.
Fue durante la evaluación inicial y posterior represión de este ataque
vandálico,
que al menos un Bo-105 federal y otro bonaerense fueron observados sobrevolando el área de los disturbios
para dar apoyo aéreo al contingente de la
Guardia de Infantería que tuvo a su cargo la represión y detención de
manifestantes violentos.
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Un C-17A Globemaster III
perteneciente a las 62nd y 446th AW con asiento en McChord AFB,
Washington, pernoctó varios días en la plataforma principal de
la I Br Aé (foto Carlos Hrubik). |
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Desfile aéreo
El punto que registró
mayor actividad aérea durante la cumbre fue, naturalmente, la ciudad de Mar del
Plata. El aeropuerto "Bartolomé de la Colina" fue
el epicentro de la actividad aérea; pero el resto de la ciudad percibió
también un sensible incremento de tráfico aéreo. La llegada de las
fuerzas nacionales y provinciales (FAA, GNA, PFA y Policía Bonaerense)
fue relativamente discreta y estimamos que se concretó a lo largo del
mes de octubre.
La presencia extranjera
comenzó a hacerse evidente en la mañana del lunes 24 de octubre, cuando
dos C-17A Globemaster III de la USAF (originarios de Charleston AFB y McChord
AFB) llegaron con dos helicópteros CH-53E Sea Stallion de los Marines,
vehículos y pertrechos de la delegación norteamericana. Sin embargo, ya
en el fin de semana, se habían producido por lo menos otros tres
aterrizajes norteamericanos: Un C-17 el viernes 21 y dos C-130 Hercules durante el fin de semana. El martes 25
se observaron otros dos C-17 (originarios de McChord) descargando dos CH-53
adicionales. El lunes 31, también en la bodega de dos C-17, llegaron dos VH-60N Whitehawk presidenciales
norteamericanos y pudo observarse un Boeing 737
brasileño y el F.28 Fellowship T-03 (presidencial argentino).
A esa altura de los
acontecimientos (activación de la zona restringida el 31 de octubre), el nivel de
actividad aérea sobre la Ciudad Feliz era impresionante: Los
helicópteros policiales (Bo-105) y de las fuerzas de seguridad (R-44,
Puma y Dauphin) sobrevolaban el casco urbano y la costa en vuelos de
patrullaje. Al mismo tiempo, los aviones de la FAA atravesaban la zona
restringida en distintas configuraciones: Los IA-58 Pucará custodiando los
límites externos de la ciudad, los Mirage IIIEA a 5.000 m
y los A-4AR Fighting Hawk en rangos intermedios. A eso de las 19:30 hs.
realizaron sus primeros vuelos de prueba los helicópteros presidenciales
norteamericanos, uniendo Camet con la Base Naval Mar del Plata para
evaluar el recorrido que el presidente Bush haría el día que llegara a la
cumbre.
En la Base Aeronaval
Comandante Espora, la actividad comenzó a hacerse perceptible el domingo 30 de
octubre con la llegada de dos C-17 durante el día y un C-17 y un C-5B Galaxy durante la noche. Según fuentes bahienses, esos vuelos
descargaron autobombas para lucha contra incendios, camiones de
combustible y otros equipos de apoyo terrestre para los AWACS. Un día después,
arribaron los
cuatro E-3C Sentry y, supuestamente, los tres KC-135 Stratotanker. Todo
el operativo estuvo rodeado de un cerrado dispositivo de seguridad que
hizo casi imposible la obtención de fotografías de las aeronaves
norteamericanas. Los observadores que, de hecho, se apostaron durante el
fin de semana en los alrededores del aeropuerto bahiense con cámaras y
largavistas, fueron desalojados por fuerzas policiales. Los AWACS
norteamericanos desarrollaron sus operaciones entre el jueves 3 y el
sábado 5, operando en turnos rotativos de 9 horas de duración. Según
distintas fuentes, los E-3 transportaban oficiales de enlace y veedores de
la FAA y la ARA. Los Orion argentinos, por su parte, arribaron el
viernes 4 de noviembre provenientes de Trelew. De la actividad que se desarrolló en Tandil,
infelizmente, no hemos podido recabar mayores antecedentes.
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El E-4B "NAOC" volvió a
visitar la IV Br Aé (Mza.) en el marco de un operativo de
respaldo que habría de evacuar al presidente norteamericano,
George W. Bush, en caso de producirse alguna contingencia con
los dos VC-25B que lo llevaron a Mar del Plata (foto Gustavo
Lepez). |
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Haciendo sentir su
influencia hasta en la lejana región de Cuyo, la cumbre también generó
tráfico aéreo en Mendoza/"El Plumerillo". Repitiendo el
operativo realizado a fines de 2004, cuando Santiago de Chile fue sede
de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (véase
"La Casa Blanca en El Plumerillo"),
la USAF desplegó un E-4B "NAOC" que serviría como transporte de respaldo
del presidente George W.
Bush en caso que algo sucediera con los VC-25 que lo llevaron a Mar del
Plata. El operativo de despliegue se inició el 31 de octubre con la
llegada de cargueros C-17 que transportaban el equipamiento y personal
de soporte requeridos
para la operación. El E-4 propiamente dicho llegó el miércoles 2 de
noviembre y el operativo se prolongó hasta el martes 8, cuando el NAOC y
dos cargueros C-17 de apoyo decolaron rumbo a San José de Costa Rica.
Buenos Aires
también sintió el efecto "IV Cumbre" en sus dos principales aeropuertos
("Jorge Newbery" y "Ministro Pistarini") dado que
por ellos
transitaron los representantes de naciones que carecían de medios aéreos
presidenciales propios. En esas terminales aéreas, esos presidentes extranjeros trasbordaron hacia aviones militares argentinos
que los trasladaron hasta la sede de la cumbre. Aeroparque también fue
escala de vuelos presidenciales extranjeros, tales los casos del
presidente boliviano o el premier canadiense, que aterrizaron allí antes
de llegar a Mar del Plata. En la I Br Aé de El
Palomar, tuvimos oportunidad de comprobar la presencia de
un C-20C Gulfstream III (de uso presidencial y proveniente de Andrews
AFB, cerca de Washington) y un C-17 de apoyo que pernoctaron allí hasta
el sábado 5. Y,
según los testimonios de varios observadores, el espacio aéreo del
Gran Buenos Aires fue surcado incesantemente por cargueros C-130 Hercules de la FAA y de la USAF; aunque no
hemos podido identificar
positivamente a ninguno de ellos.
La aeronáutica civil
tampoco estuvo ausente a la fiesta. Si bien nuestra pesquisa no ha sido muy profunda
en este terreno, sabemos que la cumbre provocó movimientos de jets
ejecutivos del más diverso porte y nacionalidad. En un caso extremo,
varias empresas periodísticas norteamericanas alquilaron un Boeing 777
de United Airlines para trasladar sus equipos de prensa hasta la sede de
la cumbre. Y, demostrando la vigencia de una de las tradiciones
marplatenses más familiares para quienes vacacionan allí todos los
veranos, el 3 de noviembre una avioneta civil (presumiblemente
proveniente de Batán) se paseó por la línea costera remolcando un cartel
que rezaba: "Bienvenidos a la Cumbre de las Américas"...
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El S-76 Spirit H-02,
helicóptero presidencial argentino desplegado a Mar del Plata
para la cumbre, aterrizando en el helipuerto del Hotel Hermitage.
Nótense los tres buques guardacostas de la Prefectura Naval en
segundo plano (foto diario La Capital). |
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Al Señor
Presidente... ¡Vista derecha!
Si bien la cumbre generó tráfico aéreo de
delegaciones diplomáticas desde fines de octubre, los 33 primeros
mandatarios y un vicepresidente que concurrieron al evento central concentraron sus llegadas a Mar del Plata entre el
miércoles 2 y la madrugada del viernes 4 de noviembre. Todas las
delegaciones presidenciales fueron recibidas oficialmente en Camet por
el director nacional de protocolo, Marcelo Pujó, personal de la
cancillería argentina y un vicecomodoro de la FAA que no hemos logrado
identificar. Como se puede observar en la tabla adjunta (Los
protagonistas), buena parte de los dignatarios llegaron en
medios aéreos propios. Pero los representantes de las naciones más
modestas lo hicieron en transportes F.28 Fellowship de la FAA o la ARA
que los trasladaron desde en Ezeiza o Aeroparque.
Las llegadas que concentraron mayor
atención periodística fueron, naturalmente, las de los presidentes
Kirchner y Bush. El primer mandatario argentino y su esposa llegaron a
Mar del Plata a eso de las 17:00 hs. del jueves 3 y, tras pasar revista
a una guardia de honor compuesta por tropas de todas las fuerzas armadas
argentinas, embarcaron en el S-76 Spirit H-02 rumbo al helipuerto de
Playa Las Toscas, desde donde recorrieron a pie el trayecto que los
separaba del Hotel Hermitage, donde se alojaron durante la cumbre.
George W. Bush y su esposa, a su vez,
llegaron a Camet a las 19:57 hs. a bordo del VC-25B 82-0000. Tras los
saludos protocolares, se embarcaron en los dos VH-60 y, escoltados por
tres CH-53, emprendieron un corto vuelo hasta la Base Naval Mar del
Plata. En los helicópteros presidenciales viajaban, además del
matrimonio Bush, la secretaria de estado, Condoleezza Rice, el embajador
norteamericano en Argentina, Lino Gutiérrez, su esposa y Marcelo Pujó,
invitado a último momento por el embajador Gutiérrez. Desde la base
naval, la comitiva norteamericana se trasladó en limusinas blindadas
hasta el Hotel Sheraton de Playa Grande, que estuvo reservado
completamente para esa delegación durante dos días. Vale la pena indicar
que
este vuelo
presidencial manejaba como alternativas a Ezeiza, Tandil y Bahía Blanca,
aeropuertos que estuvieron preparados para la llegada del Air Force One
o de cualquier otro vuelo presidencial que lo requiriera.
La desconcentración se inició a media tarde
del sábado 4 con la partida de Bush y Lula (en distintos aviones) rumbo a Brasil. Néstor Kirchner hizo lo propio el domingo 5 y el resto de las delegaciones y
medios de apoyo fueron desalojando gradualmente Mar del Plata en la
semana del lunes 7. El único mandatario que puede haber permanecido más
tiempo en la región fue el venezolano Hugo Chávez, quien el lunes 7
visitó la Estación Balcarce del Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria para avanzar con un tratado de integración que proveerá a
Venezuela de semillas, ganado vacuno y tecnología en varios rubros
alimenticios.
Carlos Ay
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