(Córdoba, 6 de Abril de 2009). Al Suroeste de los Estados
Unidos se encuentra el estado de Nuevo México, cuya capital es la ciudad
de Santa Fe. Sin embargo, su ciudad más importante es Albuquerque, que
cuenta con más de un millón de habitantes. Para muchos, el estado de
Nuevo México es muy poco conocido. Sin embargo, en él se encuentran las
localidades de Roswell, conocida por su incidente con un OVNI, Los
Álamos, famosa por albergar al Laboratorio Nacional donde se desarrolló
la bomba atómica, y Trinity Place, lugar donde se testeó la primera
bomba atómica convirtiendo a Nuevo México en la cuna del desarrollo
nuclear estadounidense. La elección de este estado como tal no fue
caprichosa, puesto que Nuevo México posee un atractivo logístico muy
interesante y está exento de desastres naturales tales como tifones,
terremotos, huracanes o inundaciones. Al desarrollo de la tecnología
nuclear se le sumaron en su momento la instalación del Laboratorio
Nacional de Sandia en Albuquerque, la creación de la carrera de
Ingeniería Nuclear en la Universidad de Nuevo México y la apertura de la
Base Aérea Kirtland
La base aérea Kirtland se encuentra al sureste de la ciudad
de Albuquerque y comparte algunas de las pistas con el Aeropuerto
Internacional de Sunport, motivo por el cual es común ver F-16s desde
las terminales del aeropuerto. Al Este de la base aérea se encuentra el
Laboratorio Nacional Sandia, llamado así por las montañas Sandia que
delimitan la ciudad al Este. Durante la Segunda Guerra Mundial, Kirtland
sirvió como base de entrenamiento de los bombarderos B-17 Flying
Fortress, B-24 Liberator y B-29 Super Fortress. Luego de la guerra y por
la proximidad con el Laboratorio de Los Álamos (alrededor de 100 km.),
se usó esta base como centro de investigación y desarrollo de nuevas
tecnologías relacionadas con la actividad nuclear en la fuerza aérea,
tales como la modificación de los bombarderos para poder cargar bombas
atómicas o el desarrollo de la balística para nuevo armamento. En la
actualidad, Kirtland aloja varias unidades. Algunas todavía están
relacionadas con la actividad nuclear, tales los casos del Centro de
Armamentos Nucleares (Nuclear Weapon Center o NWC), la 377ª Ala Base
Aérea (377th Air Base Wing) y el del Complejo Subterráneo de
Almacenamiento de Municiones (Kirtland Underground Munitions Storage
Complex, KUMSC), el depósito de armas nucleares mas grande del mundo.
Además, Kirtland sirve como base de los F-16s de la Guardia Nacional de
Nuevo México, operados por la 150ª Ala de Caza (150th Figther Wing, o
150th FW), y de los V-22s y HH-60s de la 58ª Ala de Operaciones
Especiales (58th Special Operations Wing, o 58th SOW), entre otras.
Puertas abiertas a Kirtland
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Imagen del cockpit de
un F-117 Nighthawk previo al vuelo de demostración. |
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Gracias a un prolongado viaje de estudios, el autor tuvo la
buena fortuna de encontrarse en Albuquerque para la fecha en la que tuvo
lugar el festival “Thunder over the Sandias” (Trueno sobre las
Sandias). El evento tuvo lugar el sábado 1 de julio de 2006, fue
organizado por la fuerza aérea norteamericana (United States Air Force,
o USAF), comenzó a las 10 de la mañana y se prolongó hasta las 17 horas.
La entrada era libre y gratuita, aunque para ingresar al predio hubo que
pasar dos checkpoints: El primero a la entrada de la base (donde se
ingresaba con los vehículos) y el segundo antes de entrar al predio que
daba a la pista principal. Luego de presentar una identificación en el
primer checkpoint, aquellos visitantes que ingresaban en autos podían
estacionarlo alrededor del memorial park, donde se encuenntran varios
helicópteros en una muestra estática. En el segundo checkpoint había que
atravesar detectores de metal como los que se encuentran en los
aeropuertos. Pasado esto se llegaba a un parque con árboles en donde la
mayoría de los espectadores de la tercera edad ponían sus reposeras y
sus heladeras bajo la única sombra del predio. Cincuenta metros más
adelante empezaba una suerte de feria con stands de reclutadores de las
diferentes fuerzas armadas estadounidenses y algunos stands de comidas
rápidas y bebidas. Estos stands estaban aproximadamente a 100 m. de la
valla de protección que daba a la pista principal 08-26.
El día comenzó muy caluroso, con temperaturas por arriba de
los 30 grados, lo que no impidió que mucha gente decidiera pasar el
sábado en la base viendo aviones. El público constaba en general de
niños. No podemos precisar con exactitud la cantidad de personas que
asistieron, pero el predio estaba bastante lleno. Entre las aeronaves
locales se encontraban un F-16 Fighting Falcon de la Guardia Nacional de
Nuevo México, un HH-60 Pave Hawk, un UH-1 Huey, un C-130 Hercules, un MH-53
Pave Low y un CV-22 Osprey, todos de la 58th SOW. Todas estas aeronaves,
salvo el F-16, estaban abiertas al público para subirse y sacar fotos.
Además de aviones militares también se encontraba un Eclipse 500 Jet que
fue el crédito local ya que la Eclipse Aviation es una compañía asentada
en Albuquerque. De las aeronaves visitantes se destacaban un F-15 Eagle,
un F-4 Phamtom II, un C-5 Galaxy, un A-10 Warthog de Davis Monthan (AZ),
un F-117 Nighthawk de la vecina Base Aérea de Holloman (NM) y un Panavia
Tornado del Centro de Entrenamiento Táctico de la Fuerza Aérea Alemana (German
Air Force Tactical Training Center) con sede en la base de Holloman
(NM).
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Imagen del CV-22B Osprey
del 71st Special Operations Squadron que se encontraba
abierto al público. |
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El primer vuelo comenzó alrededor del mediodía con la típica
pasada en formación del F-15, F-4 y el P-51. Hicieron tres pasadas
alrededor de la pista a unos 100 m. de altura y a relativamente baja
velocidad. Luego se aterrizaron y el Mustang fue el único que quedó al
alcance de los espectadores al otro lado de la valla ya que el F-15 y el
F-4 fueron guardados en los hangares al Este de la base. El segundo
vuelo correspondió a una exhibición por parte de la 58th SOW, en donde
se mostró a dos HH-60 reabasteciendo combustible desde un C-130 y
posteriormente desplegando tropas de combate desde 5 metros de altura
(los helicópteros) y un paracaidista desde gran altura (el Hercules). El
ejercicio termino con los soldados desplegando una bandera
estadounidense en el suelo, lo que provocó la algarabía del público
presente. Posteriormente, hizo su presentación el CV-22 Osprey, en la
que entonces consitituía una de sus primeras apariciones en público.
Estuvo en el aire alrededor de 20 minutos, hizo distintas pasadas por la
pista primero con sus hélices en posición vertical y luego en posición
horizontal. Luego fue el turno del que, a nuestro juicio, fue la
estrella del show: el F-117. El Nighthawk levantó vuelo tras una carrera
de pista muy corta, realizó un pasaje rasante sobre la pista y completó
varioas pasadas, una de ellas a muy baja velocidad dejando mostrando
todo su esplendor. Su característica mas impresionante, sin embargo, fue
el ruido de los motores ya que resultaron ser extremadamente
silenciosos.
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Un clásico: El P-51
Mustang N151RK que integró la escuadrilla
histórica de la USAF. |
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Thunderbirds showtime!
Finalmente, llegó el turno de los Thunderbirds. Su show
comenzó en tierra con los pilotos caminando en formación hacia los F-16,
embarcando sincronizadamente e interactuando con sus mecánicos en
tierra.. Una vez en el aire, realizaron un rizo en formación y dieron
paso al espectáculo propiamente dicho. Éste consistía en cuatro
aeronaves realizando distintas maniobras en conjunto (tales como rizos y
cruces) y de dos aviones solistass realizando maniobras individuales
como trepadas y vuelos rasantes; todo esto acompañado por música y la
voz de un presentador que explicaba las distintas maniobras. Fue
sorprendente ver al grupo de cuatro F-16s hacer una pasada
extremadamente lenta volando con un ángulo de ataque muy alto. A esto se
le sumó uno de los aviones solistas que vino por detrás y pasó cortando
la pista a toda velocidad produciendo un estruendo terrible y provocando
un susto a más de un espectador desprevenido. El show duró
aproximadamente 30 minutos y culminó con el aterrizaje perfecto de los
F-16s en formación triangulo y al mismo tiempo. Para el tiempo en que
aterrizaron ya eran las 16:00 y había empezado a nublarse, pero eso no
importó porque ya habían volado todos los aviones programados… sólo
quedaba sacar las últimas fotos y volver a casa…
Si bien este
fue el único show al que el autor pudo asistir durante su estadía en
Estados Unidos, su impresión es que ver a los Thunderbirds en acción
fue algo indescriptible; pero apreciar un un F-117 en vuelo fue algo
inigualable. La posibilidad de ingresar a distintos helicópteros o
al mismo CV-22 también fue única. Infelizmente, había demasiada
gente como para poder disfrutar más de la posibilidad de estar
sentado en el cockpit o de poder sacar más fotos dentro de las
aeronaves. A pesar de estas incomodidades, la experiencia fue
totalmente positiva, provechosa y digna de recomendar a cualquier
lector que tenga oportunidad de concurrir a un “open day” (jornada
de puertas abiertas) de la USAF.
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