Texto y fotos de Carlos A. García

Buenos Aires (21 de febrero de 2008). Después de la fuerte tormenta que el 1º de marzo de 2007 dejó fuera de servicio el radar Thomson-CSF que vigilaba el tráfico aéreo de la terminal Buenos Aires (TMA BAIRES) desde el Aeropuerto Internacional "Ministro Pistarini", de Ezeiza, las actividades aéreas se vieron seriamente afectadas por un estricto control aéreo "manual" que derivó en enormes demoras. En medio de idas y venidas asociadas con la reparación del sistema dañado, proceso que alcanzó notoriedad pública internacional, sufrieron fuertes restricciones los vuelos aerocomerciales que partían o llegaban principalmente a los aeropuertos de Ezeiza, Jorge Newbery, San Fernando y las bases aéreas militares de la zona (El Palomar, Morón, Campo de Mayo, etc.).

El gobierno español se hizo eco de esta situación y, a modo de préstamo, a principios de junio de 2007 envió un moderno radar móvil tridimensional Lanza desarrollado en casi su totalidad por la empresa española INDRA y que se encuentra en servicio en territorio español bajo el mando de los escuadrones de vigilancia aérea del Ejército del Aire (EdA) de aquel país. Este radar móvil de tecnología de avanzada fue ubicado en instalaciones del Aeropuerto de Morón y es operado en nuestro país por personal destacado del EdA que, a modo de apoyo al tráfico aéreo local, sólo se encarga de asegurar que el mismo funcione correctamente las 24 horas del día sin interferir en las comunicaciones con las aeronaves en vuelo, responsabilidad que se mantiene únicamente en BAIRES Control. Desde Morón, el equipo (que al momento de nuestra visita conducía el capitán español Pedro Conesa García) retransmite lo que se ve en su pantalla a una terminal ubicada en Ezeiza de modo tal que el operador argentino tenga dos lecturas para una mayor seguridad en caso que el Thomson-CSF vuelva a fallar.

El equipo consta de un radar primario (la antena principal) y un secundario (la antena superior), un habitáculo para los operadores, un container con los equipos electrónicos, grupo electrógeno y de refrigeración. Cabe destacar que, al ser desmontados el radar completo y sus equipos auxiliares, el conjunto cabe completamente en un carguero de dimensiones comparables a las del C-5 Galaxy de la USAF. Para que su funcionamiento y sus emisiones no afecten a la población local, se lo emplazó sobre un montículo de tierra compacta del otro lado de la pista 01/19; justo en frente del Museo Nacional de Aeronáutica. Su radio de acción es de 250 millas (463 kilómetros) y estará aquí hasta aproximadamente marzo de este año.

Gracias a este plan de asistencia tecnológica, también llegaran a nuestro país tres radares AN/FPS-113 que Argentina compró recientemente a España al precio simbólico de un Euro cada uno y que fueron dados de baja por el EdA para ser reemplazados precisamente por estos modernos Lanza. Estos tres radares, si bien son de tecnología de la década de 1950, han sido modernizados y, si se los mantiene correctamente, podrían operar sin inconvenientes por unos 15 años mas.

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